Añoro el sabor de esos labios que despiertan todas las terminaciones nerviosas ocultas bajo la superficie de los mios con su dulzura y sabor.
Añoro el calor de un abrazo, de esos tan suaves y agradables que parece que solamente con ellos vas a conseguir elevarte incluso por encima del mismo Sol.
Añoro el tacto de una caricia que altere el ritmo de mi pulso, que coloree mis mejillas y ponga color al resto de mi vida.
Añoro el olor característico de tu pelo, de tu nariz, de tu cuello.
Lo añoro tanto, que hay momentos que duele.
Lo añoro tanto que me bastaría con poder sentirte a mi lado.
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