Yo no te conocí una noche cualquiera en un lugar cualquiera.
Te conocí en un millón de noches en tu cama, en todas tus sonrisas, en cada palabra que salía de tu boca.
Te conocí también en todas las noches que no te tuve a mi lado, en los sueños que quise soñar, en los que en realidad soñé.
Te conocí además en el calor que me entraba cuando te veía y en el frío que me dejabas al marcharte.
Te conocí en la luz de tus miradas, en el vibrar de tus caricias.
Te conocí en cada momento que pasé contigo, en los que no y en los que te sigo conociendo.
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