Yo no te conocí una noche cualquiera en un lugar cualquiera.
Te conocí en un millón de noches en tu cama, en todas tus sonrisas, en cada palabra que salía de tu boca.
Te conocí también en todas las noches que no te tuve a mi lado, en los sueños que quise soñar, en los que en realidad soñé.
Te conocí además en el calor que me entraba cuando te veía y en el frío que me dejabas al marcharte.
Te conocí en la luz de tus miradas, en el vibrar de tus caricias.
Te conocí en cada momento que pasé contigo, en los que no y en los que te sigo conociendo.
Tal vez porque no se bien que es lo que siento he decidido hacer este blog. A veces, más que alguien que te escuche,es necesario encontrar la forma de hablar. Yo voy ordenando palabras. Espero poder llegar a decir algo.
viernes, 30 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
Platero y tú.
Y sentir que no estamos muertos.
No es placer: es necesidad.
Es viento, es lluvia y es fuego
Derramar todos mis secretos.
Y busqué en el fondo del mar,
En las montañas y en el cielo
La manera de hacer realidad mis sueños.
No es placer: es necesidad.
Es viento, es lluvia y es fuego
Derramar todos mis secretos.
Y busqué en el fondo del mar,
En las montañas y en el cielo
La manera de hacer realidad mis sueños.
L.V
Mira a tu lado, con cuidado, con atención.
¿Puedes ver a esa persona que acabas de conocer?
Quién sabe, quizás te sorprenda.
¿Puedes ver a esa persona que acabas de conocer?
Quién sabe, quizás te sorprenda.
Te echo de menos
Añoro el sabor de esos labios que despiertan todas las terminaciones nerviosas ocultas bajo la superficie de los mios con su dulzura y sabor.
Añoro el calor de un abrazo, de esos tan suaves y agradables que parece que solamente con ellos vas a conseguir elevarte incluso por encima del mismo Sol.
Añoro el tacto de una caricia que altere el ritmo de mi pulso, que coloree mis mejillas y ponga color al resto de mi vida.
Añoro el olor característico de tu pelo, de tu nariz, de tu cuello.
Lo añoro tanto, que hay momentos que duele.
Lo añoro tanto que me bastaría con poder sentirte a mi lado.
Añoro el calor de un abrazo, de esos tan suaves y agradables que parece que solamente con ellos vas a conseguir elevarte incluso por encima del mismo Sol.
Añoro el tacto de una caricia que altere el ritmo de mi pulso, que coloree mis mejillas y ponga color al resto de mi vida.
Añoro el olor característico de tu pelo, de tu nariz, de tu cuello.
Lo añoro tanto, que hay momentos que duele.
Lo añoro tanto que me bastaría con poder sentirte a mi lado.
martes, 13 de diciembre de 2011
Sin fecha de vuelta.
Esta vez no pienso pedirle nada a las estrellas. No suplicaré que te arrepientas y que vuelvas a mi como siempre. No. Esta vez quiero que te vayas. Quiero que te marches para siempre, que no vuelvas la cabeza para mirar lo que hago mientras camino en dirección contraria a ti. Ya no te interesa nada de lo que suceda en mi vida. Los días pasarán y traerán consigo momentos de dolor en los que recuerde tus gestos, tu risa, o tu olor. Pero prometo no pensar demasiado en ello. Prometo que solo serán recuerdos fugaces de lo que un día sentí. Recuerdos que me mandas desde la distancia del tiempo para no dejarme olvidar, para que no pase página, porque sé que es eso lo que quieres. Pretendes que espere, como siempre hice, pero ya no lo haré. Me cansé de tus promesas, porque nunca las cumpliste. Me cansé de imaginarte, por no conocerte. Me cansé de no ser yo, para que tú fueras tú. Esta vez no voy a estar cuando vuelvas, que lo harás, y lo sé porque siempre lo haces. No estaré para escuchar cómo te lamentas de tus desacertadas elecciones mientras me pides que te perdone una vez más. He de reconocer que te creí, que siempre lo hice. Da igual cual fuera la gravedad de tus errores, porque la recompensa de perdonarlos siempre me pareció superior al precio que pagaba por ellos. Cierto es que fue maravilloso. Que hubo momentos en los que pensé que no me hacía falta nada más en el mundo que tú para ser feliz, pero ese deseo dista mucho de lo que siento ahora. Esta vez no deseo que vuelvas. Esta vez deseo que todo esto pase rápido, que el recuerdo se olvide de mi y no venga a visitarme por las noches. Deseo no tener la sensación de que cada paso que doy me aleja de la felicidad. No, esta vez quiero sentir mis pasos firmes y seguros. Pasos que me lleven a un lugar, cualquier lugar, alejado de ti y de tu recuerdo. Esta vez, por primera vez, tengo un billete de ida en la mano, sin fecha de vuelta. Esta vez me marcho, y no pienso volver.
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